Confieso que antes de ir a la Escuela de Verano de Género y Economía, en la Universidad Javeriana en Bogotá, no tenía una idea muy precisa sobre la importancia de ciertos temas relacionados con el rol de las mujeres desde el punto de vista de la teoría económica y de la economía política. Esto claramente se debe a que, aunque hoy en día nuestra forma de pensar es un poco más abierta y se nos permite participar y ser escuchadas en algunos espacios, aún existen brechas por cerrar, lo cual seguramente nos llevará tiempo y esfuerzo. Muy a mi pesar, en los años que llevo en el mundo académico, solo tuve una mujer como profesora en el pregrado y de mis estudios de maestría y el doctorado puedo recordar solo a una. Esto es un indicio de que a pesar de haber avanzado en términos de inclusión, hay algunos espacios en donde todavía necesitamos SER y ESTAR. Precisamente, esta reflexión es fruto de lo aprendido y experimentado en Bogotá.

La Escuela de Verano de Género y Economía me sirvió para entender que aunque no he sido muy apasionada por los temas microeconómicos, estudiar la economía analizando las diferencias de uso del tiempo que hacen los hombres versus las mujeres marca verdaderas diferencias en lo laboral, en cuanto a salarios y a cargos ocupados; también pude comprender que detallar el comportamiento de los agentes en un modelo que incluya el tiempo de trabajo no remunerado (que las mujeres usualmente hacemos en mayor proporción dadas nuestras costumbres) y los impactos en términos ambientales como los de conflicto, puede hacer enormes diferencias en el oficio de los economistas: plantear un modelo, definir las variables, interpretar los resultados, y más allá para la elaboración de políticas públicas. Creo que este es un logro inmenso, en lo personal, porque le encontré un sentido social profundo a un tema que no era de mi interés. Desde otro punto de vista, esto muestra la afectividad de la academia, es decir, del rol de la Universidad frente a los estudiantes.

Sin duda alguna, lo que aprendí en términos académicos es de inmenso valor, sin embargo, asumo que los quince días en la Escuela me permitieron conocer mujeres increíbles, que ganaron mi admiración y que seguiré como ejemplo. Este fue otro gran aprendizaje: encontrar mujeres que me inspiran a escribir, a crear y a defender ideas que antes me eran indiferentes. Y en ese sentido, cabe mencionar lo que me dijo mi jefe antes de ir a la Escuela: “esperemos que no vengas con el chip cambiado”. Efectivamente sí cambió algo en mí: siento que tengo mayor perspectiva para analizar asuntos de la ciencia económica con otros puntos de vista que impactan más a nivel social; cambié porque sé que también puedo enseñar creando otra consciencia en mis estudiantes y esto, a su vez, tendrá impactos en el largo plazo.

Hoy me siento feliz porque después de un mes de haber tenido la experiencia en Bogotá, estoy participando en varios proyectos que tienen que ver con género: un semillero de investigación (que no creí que fuera a tener tanta acogida en una universidad dedicada a la Ingeniería, pero efectivamente sí lo hizo y del que me siento muy orgullosa), proyectos para evaluar mujeres STEM (sigla de science, technology, engineering & mathematics) en Medellín, la evaluación espacial de los perfiles de las mujeres criminales en la ciudad y otras ideas que me MUEVEN, porque este tema me tiene muy motivada.

Finalmente, agradezco todos los momentos especiales, las risas y los aprendizajes en Bogotá, pero lo más importante, agradezco la confianza que me dieron mis jefes Juan Camilo, Miguel y Mauricio para seguir generando preguntas y poniendo en marcha ideas que sean fuente de crecimiento y empoderamiento femenino.

Foto portada: Semillero Género Universidad EIA, Medellín, Antioquia, Col. (De izquierda a derecha: Juan Pablo Álvarez, Michelle Bedoya, Valentina Vargas, Andrea Sanín, Gabriela Jaramillo, José Alejandro Segura, Daniel Jiménez, Nataly Rendón y Angela María Hurtado, Estudiantes de Ingeniería Administrativa y Financiera).

 

Publicado por

Nataly Rendón

Profesora tiempo completo en EIA

 

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